"No me buscarías, si Yo no te hubiese encontrado primero".
San Agustín
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Busqué la estrella.
He salido tras las voces de los hombres,
por calmar mis preguntas obstinadas.
He buscado en la mirada amiga,
por tener una respuesta amable.
Rastreé la conducta de los otros,
por contrastar la sorpresa de mi alma.
Intenté buscar sentencias de los sabios,
para iluminar mi noche más oscura.
Indagué por los espacios del vacío,
hasta sentir el vértigo en mis pisadas.
Sendas, caminos, rostros, palabras,
retornos indigentes, sin cobijo estable.
Miré al firmamento tachonado,
y lancé al cielo mi esperanza.
Hallé la luz.
Me volví a mi casa, más adentro,
entré en la hondura, anchura dilatada.
Grité, recé, esperé, y agotado en mi gemido,
el sueño me trajo un susurro interno.
¿Por qué buscas lo que tienes, lo que has encontrado?
¿Por qué pides fuera lo que llevas dentro?
¿Por qué mendigas tu riqueza?
¿Por qué esperas lo que palpas?
¿Por qué no vuelves a tus raíces?
¿Por qué no regresas a tu corazón?
Al despertar, nada era distinto,
mas todo lo percibía diferente.
El entorno seguía solitario, y por dentro lleno.
La Palabra se adueñó del silencio, y me dijo:
“¡Ya no eres mendigo!” “¡Tú eres mi hijo!”
“¡Tú eres mi amigo!” “¡Tú eres divino!”
Me rendí, agaché mi cabeza, adoré.
Mientras, por mi carne corrió
de cabeza a pies un escalofrío.
Ángel Moreno, de Buenafuente
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Gracias por Comunicarnos, por Compartir:
Gracias a ello, nos enriquecemos desde la pluralidad y desde la diversidad de puntos de vista dentro del respeto a la libre y peculiar forma de expresión.
La Comunicación más alta posee la gracia de despertar en otro lo que es y contribuir a que se reconozca.
Gracias amig@ de la palabra amiga.
"Nos co-municanos, luego, co-existimos".
Juan Carlos (Yanka)