En el día que amanece,
en el sol que nos da sus rayos,
en el agua que corre
y en los cantos de los pájaros.
te encuentro a Ti, Señor.
En el mar cuando está en calma,
en el viento que no para,
en la flor que se destapa
y en esa hierba tan verde.
te encuentro a Ti, Señor.
En el saludo amable de cada día,
en la mesa y en el trabajo,
en la plaza del mercado
y hasta en el paso de peatones.
te encuentro a Ti, Señor.
En la prisa de tanta gente,
en los dolores de mi pueblo,
en los enfermos terminales
y en los tugurios nocturnos.
te encuentro a Ti, Señor.
En el estudiante cansado,
en el trabajador parado,
en tanta gente desesperada
y en la gente que planta cara a la vida.
te encuentro a Ti, Señor.
En las familias unidas,
en las puertas siempre abiertas,
en las personas disponibles
y en los que se dan sin medida.
te encuentro a Ti, Señor.
Y te encuentro
porque en verdad estás cerca,
porque es bastante fácil reconocerte,
porque esta historia es totalmente tuya
y porque es una suerte muy grande
sentirme amado y llevado por Ti
y poder hablarte.
JUANJO ELEZKANO
Hola!!:
ResponderEliminarQuiero compartir contigo la alegría
de los 100 amigos blogueros. Te
Invito al “brindis”. Te espero en mi
pequeño mundo. Cariños. Rayén