EL Rincón de Yanka: 👪 HAY QUE DAR MENOS Y EXIGIR MÁS

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jueves, 23 de noviembre de 2017

👪 HAY QUE DAR MENOS Y EXIGIR MÁS




Hay que dar menos y exigir más
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Quienes hoy somos padres crecimos en la misma casa, tuvimos los mismos vecinos y, por lo general, debimos compartir todo: habitación, baño, libros, lonchera medio desbaratada, ropa usada (heredada de los mayores) y zapatos remontados... y por eso agradecíamos cualquier cosa que nos compraban.

Sin embargo, hoy en día a los niños se les da todo y mucho de lo que no necesitan ni se merecen. Parece que por darles a los hijos lo que no tuvimos, les dejamos de dar lo que sí tuvimos: muchas exigencias y pocos privilegios. Y por esta razón vivíamos soñando con “ser grandes” para poder gozar de ciertas prerrogativas como tener habitación privada o estrenar ropa y zapatos nuevos (porque del segundo en adelante todo era heredado de los mayores).

Los hijos de la generación de la postguerra (nacidos de los años 80 en adelante) tienen miles de derechos y privilegios pero pocas obligaciones. Además, aun cuando sean mayores de edad, profesionales, tengan auto propio (pagado por sus padres) y cuanto aparato exista (iphone, ipad, computadora, etc.) consideran que es nuestro deber ayudarles, solucionarles y complacerlos en todo, a pesar de que ellos no tienen ninguna obligación en el hogar.
Parece que nosotros dejamos de ser padres para ser benefactores, abogados defensores, choferes y sirvientes ad honorem de los hijos. Sin embargo, por lo general, muchos de ellos no viven más agradecidos sino más inconformes, no son más responsables sino más recostados, no colaboran más sino que demandan más y tampoco son más amorosos sino, a menudo, más insolentes con sus padres.
A pesar de que no siempre todo tiempo pasado fue mejor, sí hay mucho que rescatar de tiempos pasados, comenzando por el hecho de que hasta los años 80 eran los adultos, no los niños, los que tenían más privilegios y también los que mandaban la familia.

Si no queremos vivir sintiéndonos defraudados y criando hijos malagradecidos es hora de que les demos más responsabilidades, menos privilegios y bastantes exigencias. Recordemos que las personas más felices son las que valoran lo que tienen y agradecen lo que reciben... porque han luchado por merecerlo.



“¿Están sordos?” es una forma bastante usual con que los adultos les hacen saber a los niños que no han prestado atención a lo que les han dicho reiteradamente. Lo grave es que hoy los sordos no parecen ser solo los niños sino los adultos, pues hay advertencias esenciales que los educadores, expertos en la conducta, médicos y otras autoridades reiteradamente hacen y nadie escucha.

Así, me pregunto ¿por qué será que no escuchamos los repetidos avisos sobre los peligros que entraña darles o permitir que tomen trago los menores de 21 años? ¿Y que no nos damos cuenta de que estamos violando la ley que lo prohibe (y de paso enseñándoles 
a violarla)? ¿Será que tampoco hemos oído que las niñas están tomando parejo con los muchachos y que tienen más riesgos de alcoholizarse que ellos?

¿Será que no hemos oído las indicaciones de las asociaciones médicas más prestantes del mundo diciendo que ningún niño menor de 18 años debe tener TV en su habitación? ¿Ni tampoco sobre los peligros que tiene para su salud mental y moral las películas y series violentas e inmorales que pululan en cientos de canales a los que pueden acceder con su iPad a cualquier hora del día ... o de la noche?

¿Será que estamos tan sordos que tampoco escuchamos las reiteradas advertencias hechas, no solo por los científicos, sino por el FBI y otras autoridades policivas internacionales, señalando que los menores de 18 años no deben tener conexión a Internet en su habitación? ¿Y que la computadora con acceso al ciberespacio debe estar en un lugar abierto y usarse cuando los padres están en la casa?

¿Será que tampoco hemos oído a los educadores sobre los grandes peligros que corren los jóvenes en los paseos de promoción o los fines de semana, sin más agenda que “gozar su juventud” (léase parrandear y tomar trago)? ¿Y que ya ha habido problemas serios y accidentes fatales que corroboran tales peligros?

¡Ojalá que no sea una experiencia devastadora la que nos haga escuchar cuando ya haya mucho que lamentar!.