EL Rincón de Yanka: CON EL TIEMPO... ENTIENDES QUE

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lunes, 26 de septiembre de 2016

CON EL TIEMPO... ENTIENDES QUE

Con el tiempo 
Jesús Quintero

Soy el loco de la colina. Mi territorio es la noche. Mi compañía eres tú. Mi sueño un mundo limpio, sin basura, donde el ser humano sea la medida de todas las cosas. Amo todo lo que nos ayuda a crecer. Odio el odio y todo lo que nos empequeñece y nos denigra. Me gusta hablar, pero desprecio la palabrería.
Con el tiempo… entiendes que los verdaderos amigos son contados y que el que lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado de amistades falsas.

Con el tiempo… aprendes que disculpar, cualquiera lo hace, pero perdonar eso es solo cosa de almas grandes.

Con el tiempo… comprendes que si has herido a un amigo duramente muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

Con el tiempo… te darás cuenta que, aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos a quienes dejaste ir.

Con el tiempo… te darás cuenta de que cada experiencia vivida, con cada persona, es irrepetible.

Con el tiempo… comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen, ocasionará que al fin no sean como esperabas.

Con el tiempo… te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estás viviendo. Justo este instante. Pero, desafortunádamente, solo con el tiempo, uno aprende.
Estoy y quiero vivir como si no tuviera nada que perder, como si cada día fuera el último, como si siempre estuviera a partir la nave que nunca ha de tornar.

Quiero besar como si cada beso fuera el último.
Quiero gozar como si cada gozo fuera el último. La última copa de vino, la última noche de amor, el último paseo por las calles de Sevilla, la última canción, las últimas palabras.
Cuando a uno le da igual perderlo todo, desaparecen los miedos, las cadenas, las ataduras, los compromisos, la timidez…el miedo.
Cuando uno está dispuesto a perderlo todo empieza a estar en condiciones de ganarlo todo. 
¿Qué es todo?, el valor, la sinceridad, la autenticidad, la claridad, la libertad…el camino, la verdad y la vida… que decía mi tocayo.
Quiero vivir de acuerdo conmigo mismo, de eso es de lo que se trata, hermano.



Pasarán el paro, el hambre, la injusticia, la violencia, la carrera de armamentos, los bloques, los días y las noches de miedo y de miseria.

Pasarán la incomprensión, la intolerancia, el fanatismo, los valores eternos, los deberes, las órdenes, las leyes...

Pasarán los hombres cuyo nombre hoy es inevitable y las causas por las que se nos pide trabajar sin descanso y morir si es preciso.



Los Estados Unidos y la URSS pasarán como pasaron otros imperios, caerán como cayeron Persia, Roma o Cartago.

Pasarán las naciones y sus sagrados símbolos.
Pasarán los ejércitos, las guerras, las fronteras.
Pasarán la crisis, todas las crisis.

No hay tragedia que dure eternamente ni fiesta que no acabe.
Paciencia, hermano, sólo es cuestión de tiempo. Todo esto pasará... aunque ni tú ni nadie pueda tal vez contarlo.

Hoy he oído cantar a los pájaros, he respirado el aroma de las flores, he paseado a mi antojo por las calles y por los parques, he sonreído y me han sonreído, he estrechado amistosas manos y me han besado. Hoy he recibido mi ración de amistad, de amor, de libertad, de poesía y de belleza. Si no soy feliz es porque pienso es porque pienso que tal vez tú no has tenido la misma suerte en el reparto. Para que no te acuestes en ayunas, me gustaría que me dejaras compartir contigo mi parte. Hoy soy rico.

Creo en la libertad todopoderosa hija de la inteligencia y de la imaginación.

Creo en la constitución que es como las grandes escrituras de los demócratas.

Creo en un mundo sin guerras, sin cárceles.

Creo en el amor y sinceramente creo que no hay límites, ni fronteras, ni códigos para dos seres que se unen en una vida o en una habitación.

Creo en la paz y creo en un mundo futuro en el que salgan claveles del tallo de los misiles y en el que los niños puedan jugar sobre sus tanques de juguete aunque sean tanques de verdad. 
Creo que todos los seres humanos del mundo tienen derecho a la paz, al pan, a la educación, sean andaluces o catalanes, negros o blancos, chinos o cheyennes.
Creo en la alegría del vino.
En la fuerza revolucionaria de la palabra y de la poesía. 
Y en la necesidad de la cultura como un camino hacia la libertad.
Y creo en otra televisión de la que te estamos dando.
Y creo que una piedra si se le habla con amor responde.
Creo que el fondo de los mares es para el coral y no para los submarinos nucleares.
Creo que la luna debe seguir siendo para los enamorados, no para bases de lanzamiento.
Creo que la Tierra debe seguir siendo el tercer planeta del Sistema Solar y no un hueco vacío en el espacio.
Por todo lo dicho...por todo lo dicho,creo que soy el loco de la colina.
Y tú que crees?



Vivir: he ahí la consigna. 
No desaprovechar ni un solo momento de la vida. 
Vivir intensamente, voluptuosamente abierto a todo. 
Vivir por los ojos, por los oídos, por la boca, por la piel... Vivir con el cerebro, con el corazón, con la imaginación, con la fantasía... 

Vivir el arte y vivir la vida. 
Vivir la realidad y los sueños. 
Amarlo todo, besarlo todo, acariciarlo todo, probarlo todo, sentirlo todo, mirarlo todo, leerlo todo, tratar de comprenderlo todo... 
Vivir: he ahí la consigna. 
Vivir, vivir, vivir, hasta morirla.


Te aseguro, te aseguro que cuando hablo de soledad, de depresión, de incomprensión, de angustia, de dolor, o de rabia… no hablo de oídas.
Por suerte o por desgracia, sé lo que estoy diciendo porque todo eso y más lo he padecido yo en mi propia carne.

No estoy con los que sufren solamente por solidaridad sino también y sobre todo por compañerismo porque pertenecen a la misma tribu que yo.
Sé por experiencia lo que es sentirse como en un desierto en una ciudad de miles o de millones de habitantes.

Sé lo que es estar solo entre la gente.
Sé lo que es esperar y desesperar.

Conozco el sabor de la traición y del desengaño, del desamor, del miedo.
Le he visto las orejas al lobo de la enfermedad y del dolor.

He vivido sin dinero.
He visto morirse amores que parecían eternos y amistades de toda la vida. Ya tú sabes.
Conozco el vicio y sus tentáculos.

Sé lo que es volver a casa con los bolsillos vacíos y conozco los demonios de la resaca y del remordimiento.
He padecido los abusos del poder.

He sido agredido y he visto el odio, el odio pintado en unos ojos que me miraban.
Conozco los aledaños de la locura, que he puesto mi coche a más de ciento ochenta kilómetros por hora en una carretera sobre el precipicio y me he asomado al balcón con intenciones negras.

Sé lo que es acurrucarse en un rincón y esperar a que llegue el fin del mundo. Sé lo que es no desear nada, no esperar nada, no creer en nada, no alegrarse ni conmoverse por nada.
Sé lo que es sentirse como un muerto.

He conocido todas las hambres y esa sed que no se sacia con el agua. No hablo de oídas...
Por suerte o por desgracia, también a mí me ha tocado mi ración de sufrimiento.
No estoy con los ojos que sufren por caridad, sino porque me considero otro más entre ellos.

Estoy contigo porque, porque te miro y te siento como un compañero, como un compañero de fatigas.