EL Rincón de Yanka: FORJADORES DE LIBERTADES PARA VENEZUELA

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sábado, 25 de junio de 2016

FORJADORES DE LIBERTADES PARA VENEZUELA

FORJADORES DE LIBERTADES
Carlos Blondell Tineo: 

“Vi al Hugo Chávez cobarde, 

derrumbado y llorando”
Forjador de Libertades, ese es el lema de nuestro ejército venezolano, un lema que le fue otorgado por su papel de herederos del legado de los Libertadores. Pero hoy por hoy, es justo preguntarse si estos soldados le hacen honor a la frase que es su estandarte, y si de verdad son dignos herederos de la sangre derramada por aquellos soldados que con valentía dieron todo por la libertad de nuestra nación y de las naciones hermanas a las cuales ayudaron a independizar.

Forjadores de Libertades es un ibro de la transcripción de varias entrevistas realizadas en Tenerife, lugar de residencia de Carlos Blondell Tineo, un ex capitán del Ejército Venezolano. Como testigo directo y actor principal en los hechos del 11, 12 y 13 de abril de 2002 y posteriormente en los pronunciamientos militares de Altamira, su testimonio arroja luz sobre ambos acontecimientos. También es una buena explicación de las tristes circunstancias que ha atravesado tan alegre país en los últimos años y, sobre todo, en la actualidad. Su condición de exiliado no le ha permitido contar su experiencia hasta ahora, ya que su única ocupación desde que saliera hacia Uruguay en el año 2004, en calidad de asilado político, ha sido trabajar para sobrevivir y, como dicen en su país, echar pa' delante.

Ahora que cuenta con la estabilidad necesaria ha decidido sentarse a narrar como le cambió la vida la simple orden, dictada por sus superiores, de custodiar al difunto Hugo Chávez Frías en los días mencionados, después de que este firmase la renuncia al cargo de Presidente de la República que él mismo rebautizó como bolivariana —en referencia a su primer Forjador de Libertades— presionado por un alto mando militar que desobedeció sus órdenes fraticidas pero que, según el ex capitán Blondell, luego no supo gestionar la transición del país por la necesaria vía democrática. Es destacable que su testimonio se apoya en fotos, recortes de periódico y distintos documentos jurídicos.


Carlos Blondell Tineo fue uno de los militares que custodió al expresidente de Venezuela Hugo Chávez en el golpe de Estado que se produjo del 11 al 13 de abril de 2002, cuando “renunció públicamente a la presidencia”. El capitán de las Fuerzas Armadas tuvo que abandonar el país yha rehecho su vida en Tenerife. Ahora cuenta en un libro, Forjadores de libertades, su experiencia en aquel instante decisivo para “arrojar luz” sobre un acontecimiento que pudo cambiar el rumbo del país, escrito por el periodista canario Daniel Bozzetto y que se presentará el lunes en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna. Por aquellas fechas, Venezuela era una olla a presión. El país vivía una profunda crisis económica y social. En plena huelga general, el 11 de abril, una marcha ciudadana se dirige al palacio presidencial de Miraflores y acaba en graves disturbios. El entonces presidente Chávez “renunció al poder la madrugada del 11 de abril y el nuevo mando militar me designó a mí y a cuatro capitanes más para custodiarlo”, recuerda Blondell, quien señala que “la misión era proteger su vida para llevarlo a Cuba”. Aunque recuerda que “había otros militares que querían que se quedara en Venezuela para juzgarlo”.

Así, Blondell permaneció junto al líder de la autoproclamada Revolución Bolivariana en esas horas decisivas, de la que dio cuenta también en el libro "Yo lo vi llorar", otro de los militares que lo custodiaban, Otto Gebauer, escrito por el historiador venezolano Agustín Blanco. Durante el tiempo que estuvo retenido, vio “al Hugo Chávez cobarde, derrumbado y llorando”. Una imagen que contrasta con el otro Chávez, “autoritario, arrogante, malo, que cuando regresó al poder persiguió a medio mundo”. “Era un resentido social”, sentencia.

El golpe de Estado, en el que se autoproclamó presidente el dirigente de la patronal, Carmona Estanga, fracasó y Chávez retomó el poder. Entonces comenzó el calvario de Blondell, porque junto con Gebauer se negaron “a que compraran” su “silencio”. “A Otto y a mí nos mandó a buscar para que diéramos una rueda de prensa a favor de él y no aceptamos”. Entonces fue detenido, torturado (“me arrancaron las uñas”) y tuvo que permanecer escondido cerca de un año hasta que Uruguay le reconoce el asilo político.

Para Blondell, Chávez protagonizó “un autogolpe al estilo de Fujimori en el Perú para saber quién estaba con él y quién no”. Pero “todo se le viene abajo cuando el alto mando militar y los políticos le quitan el piso, se ve solo y renuncia”. Y se produce “un vacío de poder”, que también sorprende a los opositores, que estaban “en el Palacio de Miraflores peleando la tarta”, relata.
Criticado por no aprovechar la ocasión para matar al exdirigente.Blondell también ha tenido que soportar la incomprensión de quienes le echan en cara no haber matado a Chávez durante esos tres días. Esta circunstancia, confiesa, le ha hecho replegarse sobre sí mismo y convertirse en “un lobo solitario”. “Yo no soy un asesino. Me prepararon para defender la soberanía del Estado, combatí cuatro años la guerrilla colombiana, contra la delincuencia organizada y otra organizaciones terroristas. Esos eran mis enemigos”, explicó.